domingo, 25 de noviembre de 2012

"DESNUDOS" de Carmen María Sabio



La ciudad los contempla desnudos.
Abrigados, ella y él,
por los abrazos que escupen los tentáculos de un pulpo.
No hay nadie más.
Sus miradas borran cualquier rastro,
que no sea el de sus propias sombras.
La pasión guía sus pasos vestida de púrpura.
Las palabras de ella se transforman en versos,
en susurros le responde él; de susurros se vuelve el anochecer.
El caminar se les hace cuesta abajo, a la conquista de sus propios deseos.
El pudor se quedó durmiendo la siesta, mientras la noche
los empuja a que dejen las riendas sueltas.
Las sabanas estallan en caricias, alargando el deseo.
Suenan canciones que sólo entienden de gemidos: Je t´aime, moi non plus.
Pactan sus almas a través de la risa, que los espera al alba,
tras la corriente ardiente de un torrente de fluidos que los desemboca en el clímax.

Carmen María Sabio

24/10/2012

Escrito a vuela pluma sobre la imagen.

"PUEBLO" de Haydée Acosta Godoy

  


Llegó el otoño y aunque algunas casas del pueblo estaban pintadas de vivos colores, el aire se envolvió de un ocre suave y de algunos signos de tormenta, donde sólo se destacaba, sobresaliendo del resto de los tejados, la alta torre del campanario de la Ermita.

Haydée Acosta Godoy 
24/10/2012
Escrito a vuela pluma a partir del dibujo.


"INSTROPECCIÓN" de Haydée Acosta Godoy

 
    El cerebro, como un gran óvulo del que nace la creación y la vida. Casi podría decirse que en él, duerme el principio del hombre irradiando hacia fuera en todas direcciones, miles de sentimientos y vibraciones de variados colores, que como hilos de una cabellera, fuera extendiendo surcos en un espacio infinito, en busca de otros mundos semejantes con que poblar el Universo.

Haydée Acosta Godoy 
24/10/2012
Escrito a vuela pluma a partir del dibujo.


"PUZLE" de Haydée Acosta Godoy

  

Pasaron las vacaciones y cada mochuelo voló a su olivo.  Los estudios y el trabajo, desperdigaba a mis hijos en diferentes direcciones.  Cada temporada, quedaban los armarios por revisar, la ropa por desechar y así, la vida en marcha.  La tarde nublada y lentorra, me inspiró para abrir cajas y cajones.  De a poco me fui encontrando con infinidad de objetos y detalles , que me aceleraban el corazón o me inspiraban sonrisas.  No veía fácil terminar con todo aquello de una sola vez. Apilé cosas, aparté algunas, guardé otras. Lo mejor fue redescubrir aquella caja con el puzzle que había sido por mucho tiempo, el juguete preferido de uno de ellos.  Y fue mi mejor regalo aquella tarde, porque terminé ilusionada, arrimada a la cama, montando por milésima vez, el puzzle del rinoceronte.

Haydée Acosta Godoy 
24/10/2012
Escrito a vuela pluma a partir del dibujo.

jueves, 15 de noviembre de 2012

"7 de julio (San Fermín)" de Ildefonso Gómez Sánchez





La plaza estaba llena hasta la bandera, como cada 7 de julio. Primer día de corrida. El alborozo era notable. Lo importante era la fiesta, la jarana; lo de menos era la suerte del toro. Las peñas jaleaban con el corazón contento y disfrutaban del kalimotxo, más como arma arrojadiza que como bebida sanferminera. El clarín rompió el aire y de pronto apareció el toro en el ruedo, con el ímpetu del que se sabe seguro de su suerte. Quinientos noventa kilos, bragado y astifino. La plaza hervía de afición. El torero entregado en su faena, un  pase, otro y...  el cuerno entró por el costado. El coso se estremeció en un griterío informe. El cuerpo del morlaco arrolló de nuevo el cuerpo del torero como si fuera un pelele de trapo. Al fin la cuadrilla pudo llamar la atención del astado y salió al lance en un mareo de capotes. El cuerpo del torero fue rescatado del albero, loca carrera hacia la enfermería. El torero por la herida perdía sangre y vida. El toro en mitad de la plaza, aún no sabía el final de su suerte.

Ildefonso Gómez Sánchez
24/10/2012
Escrito a vuela pluma sobre la imagen.

"EL VITRAL" de Ildefonso Gómez Sánchez


          Limpió el vitral del ventanal con la parsimonia que producen los calores del verano. Los alisios dejaron restos de arena de las calimas y de salitre del marismo.
          La señora siempre quería ver el mar y las dunas, tras los cristales del gran vitral, burbuja climatizada a 21 grados, mientras sorbía lentamente un café frappé amargo con abundante hielo.
          Se aplicó con ganas en el vitral, parecía inexistente, cerró con cuidado las grandes hojas que lo formaban. Fue a guardar los trapos de hilo de algodón, eran los apropiados, no dejaban pelusas ni forman iridiscencias en el cristal. Debía ir a la cocina a preparar el café, la señora debería estar a punto de levantarse de la siesta. Un golpe seco sonó de pronto. Una cotorra de blancas plumas no percibió la dureza que franqueaba aquel espacio, verdadero vergel entre sombras y luz indirecta. En el suelo de baldosas de barro cocido revoloteaba conmocionada la cotorra. Lucrecia abrió las dos grandes hojas del vitral, tomó la cotorra entre sus brazos, la abrazó con mimo hasta que notó que voló a ese mundo, donde sólo van las aves, que se quedaron sin su cielo.

Ildefonso Gómez Sánchez
24/10/2012

Escrito a vuela pluma

miércoles, 14 de noviembre de 2012

"MANOS" de José Guerrero

 
                                                
 
   Al emprender un viaje por tierras lejanas, por los lugares posibles del planeta, África, Asia, Oceanía…, el viajero se había topado con todo tipo de incongruencias, calamidades y situaciones inimaginables, llegando casi siempre a la conclusión de que sobraban por doquier bombas, negra metralla y tsunamis, pero siempre faltaban manos, alguien que ayudase a sus semejantes en lo más perentorio, que tuviese en cuenta las múltiples penalidades por las que atraviesan millones y millones de criaturas, salvándolos del lodo, de los apestados contenedores hechos montañas, de la famélica impotencia.
   Al cabo de un tiempo, y después de recorrer innumerables territorios, ríos, ásperos desiertos, descubrió, sin apenas proponérselo, algo que le turbó, que le llegó al alma, unas raras tribus apostadas en un inhóspito lugar, que disponían de racimos de manos por todos los costados, era como un prodigio el comprobar a través de las prístinas pesquisas y escuetas averiguaciones que allí se debía respirar la mayor de las fragancias, toda una especie de delicia paradisíaca, donde se rumiaba el incalculable valor del pan amasado entre tantas desprendidas manos, que sabría a cielo o a tocino de cielo, no había penurias, y la felicidad brotaba cantarina y vigorosa entre tantas tiernas manos revoloteando por el entorno, repartiendo bocadillos, globos de infinitos colores, fantasías sin cuento, era el cuento de nunca acabar, achicando agua en las cabañas, preparando en el fuego carne recién cazada en el bosque, abrazándose unos a otros de continuo por la alegría de la lluvia, del sol, de la brisa, de la niebla, de la puesta de sol, de la nocturnidad, dándose los más estimulantes parabienes, cálidas palmaditas en la espalda y en la frente, formando todos una piña, entregados en cuerpo y alma y manos a los demás.
 
José Guerrero
24/10/2012
Escrito a vuela pluma

"CAOS" de Vicky Fernández

Caos


  

Paleta de amarillos, rojos y azules,
oquedad sobre la superficie terrestre,
remolino de anaranjados
que retornan al seno materno
buscando el equilibrio imposible.
Caos,
sol ardiente.
Caos,
firmamento convulso.
Caos,
océanos enfurecidos.
Caos,
Naturaleza herida.
Caos más allá de mi mente.


                   Vicky Fernández
                   24/10/2012

                   (Escritos a vuela pluma)


"OJOS DE GATA" de Lucía Muñoz Arrabal

 
            Ella se llama Charo y tiene ojos de gata naranja con motitas amarillas, cuya visión nocturna le ha hecho ser una chica de la noche, pero no se equivoquen, ella no es una más de esas desgraciadas mujeres que están aparcadas  en las sucias aceras o en las cunetas de las carreteras exhibiendo sus cuerpos semidesnudos y fumando cigarrillos para calentar sus gargantas.
            Charo de treinta y cinco años, morena y de carnes prietas, pasea  recorriendo la ciudad cuando todos plácidamente duermen, es amiga de los pedigüeños, los borrachines y los vagabundos del parque, a los que lleva comida y algún cartón de vino que comparte con ellos mientras charlan de sus solitarias y míseras vidas.
            Últimamente ha descubierto que se está enamorando de una chica en extremo delgada y rubia, que si no fuese por la suciedad que lleva encima en sus ajados ropajes y en su piel reseca, sería muy pero que muy atractiva, de hecho, algunas noches de charla en el parque en algún banco solitario o bajo el abrigo de algún árbol frondoso, Cristina, que así se llama la vagabunda, le confesó a Charo que había sido modelo para algunas revistas e incluso había hecho algún anuncio publicitario para la televisión local de Madrid, pero que un buen día, así de sopetón, sintió que ya nada le llenaba y lo dejó todo, trabajo, familia, amigos y ciudad,  y se dedicó a ir de ciudad en ciudad con los pocos ahorros que tenía, hasta que se le acabaron y terminó pidiendo en las calles y en las puertas de las iglesias, hasta que llegó a Málaga hacía un año.
            No sabe Charo con certeza si eso que le relató Cristina es verdad o no, pero cómo se ha enamorado de ella, quiere creer que es así, y que su chica es una joven desvalida que necesita que ella la cuide, la mime y la lleve a su casa para bañarla y darle un techo donde resguardarse del frío que se avecina, pues es finales de Septiembre.
            Cristina hasta ahora se ha negado rotundamente cada vez que Charo le ha hablado del tema, hasta ha llegado a enfadarse, amenazándola con que cualquier noche no la encuentra ya en su cama de cartones y periódicos.
            Charo mira con sus ojos de gata hipnótica a Cristina que está sentada a su lado en un banco del parque. Tiene unas ganas tremendas de demostrarle todo el amor que siente por ella, desea besar esos labios rojos, abrazarla y sentir el contacto y el calor de su cuerpo.
―No me claves tus ojos de gata― le dice Cristina.
―Es que no puede evitarlo.
―Te repito que no lo hagas más, cómo tampoco vuelvas a traerme más ropa limpia ni champú. No comprendes que para pedir no puedo ir limpia ni bien vestida, ¿quién me iba a dar algo de esa manera?
Charo vuelve a clavar su mirada de gata en Cristina y ésta vuelve la cara disgustada.
―¿Cuándo me vas a hacer caso, Cristina? Tengo tantas ganas de cuidarte, de hacerte feliz.
―¿Quién te dice que yo no sea feliz ahora? En la calle me siento libre, no tengo ataduras ni de tiempo, voy al día, como de lo que encuentro o me dan.
―Pero pronto llegará el invierno y las noches se harán muy frías ― le dice y se acerca aún más a ella e intenta cogerle una mano.
Cristina en un gesto brusco se aparta de Charo y se levanta del banco con gesto de querer marcharse.
―No te vayas― le suplica Charo.
―¡Déjame en paz!
En cuanto Cristina comienza caminar, Charo se levanta y en su desesperación  la agarra por su largo cabello para detenerla.
―¡Suéltame!
Charo la libera y tremendamente abatida le confiesa lo que siente por ella.
―¡Qué no ves que te estoy enamorada de ti!
―Y ¿Así me lo demuestras, tirándome de los pelos?
Charo se arrodilla ante los pies de la joven.
―¿Qué quieres que haga? ¡Dímelo, Cristina! ―dice llorando.
―Por lo pronto levántate, qué  estás dando el espectáculo a esos borrachines ―dice señalando a un grupo de mendigos que están presenciando la escena desde otro banco.
Charo y Cristina,  están nuevamente sentadas en el mismo banco de antes.
―Tía, es la declaración de amor más rara que me han hecho nunca.
Charo sonriendo vuelve a clavarle su mirada de gata enamorada y esta vez, Cristina no la rechaza.
 
Lucía Muñoz Arrabal
24/10/2012
 
Escrito a vuela pluma
 
 
 
 


miércoles, 4 de julio de 2012

"ENTRE PASTELES" de Luisa Serrano



                                         Entre pasteles me vi;
                                         cocinas, entre cacharros.
                                         Manos, masa... y ansiedad;
                                         ganas de salir volando
                                         y alejarme, irme lejos,
                                         lejos de aquel desengaño.

                                         Cien gramos de mantequilla,
                                         cien de de azúcar, cien de miel,
                                         azúcar glas otro tanto
                                         y...¡tanto por esconder!
                                         Esconder tras de la máscara 
                                         que no me dejaba ver.

                                         ¡ Qué importaban los pasteles,
                                         las masas y los rellenos!,
                                         si a mi lado había unas manos
                                         que me cortaban los vuelos.
                                         Que no acariciaban, no;
                                          me arañaban, cuando menos:

                                          Mis manos, entre pasteles.
                                          Sus manos, contra mi pecho.

                                                  Luisa Serrano

                                                26/octubre/2010
                                             Tema: Entre pasteles.

lunes, 14 de mayo de 2012

"VERGÜENZA ME DA" de José Guerrrero Ruiz


                                                

   Todos los días se iba a la playa a darse un baño tal como su madre lo trajo al mundo, y disfrutaba enormemente de las inmersiones que realizaba entre la blanca espuma de las olas, pareciendo que tenía alas, pues volaba de ola en ola como una gaviota.
   Una mañana vio a otro bañista con el correspondiente bañador último modelo, llamándole poderosamente la atención por la elegancia del tejido, los sugerentes colores, la perfección de las costuras, y visto y no visto, lo que apuntaba a impoluta e inmaculada belleza se desvaneció al cabo de un rato, pues según paseaba con el impecable modelo por la orilla del mar, al parecer se notaría cansado y se sentó en la arena a descansar o contemplar el inmenso horizonte, pero con tan mala fortuna que lo hizo encima de un negro montículo de alquitrán, y al no percatarse del sorprendente obsequio, volvió a sumergirse tranquilamente en las bravías aguas marinas.
   Al salir del agua, el paquete seguía intacto en su sitio, y el otro, que se bañaba desnudo, se dio cuenta del percance, y un tanto impaciente y encorajinado gritó, vergüenza me da el verte de esa facha, con el voluminoso pegote de alquitrán pegado en el culo, advirtiendo a continuación de que más le valdría haber empleado un atuendo sencillo y ecológico como el suyo, y se sentiría a la postre orgulloso y feliz, resplandeciéndole las partes como los chorros del oro.  

José Guerrero Ruiz
    

jueves, 19 de abril de 2012

"LA OBRA " de José Guerrero

                                                       
   Se bajaron las persianas de la casa y todo se vino abajo, volviéndose negro, descorazonador, y se le reflejaban en el rostro los años que había vivido entre aquellas cuatro paredes, hecho polvo, con una especie de cáncer incrustado en las entrañas.
   Al meterse el hombre en la ímproba tarea de reformar la casa, no encontraba la forma de levantar cabeza, porque sentía sobre sus hombros una carga demasiado onerosa, como si tuviese que transportar él solito todos los ladrillos, la mezcla, las baldosas y demás enseres,  y no inhalaba los aromas idóneos para configurar su espíritu, y vestirse de un hombre nuevo, una criatura que pensase con el cerebro, con dos dedos de frente, realizando lo más razonable en la vida, porque, al fin y al cabo, obras son amores y no buenas razones.
   A veces, con no poco esfuerzo, resurgía de las cenizas,  y alzando el vuelo de las emociones trataba de enderezar el rumbo y alegrarse de alguna manera por la obra que había emprendido, que tampoco era para tanto, una simple reformilla, pero no se sabe qué ocurría, que a la vuelta de la esquina hincaba el pico, tal vez porque en su fuero interno lo concebía como el trasunto de los pasos que a través del tiempo le habían desviado del itinerario, yendo a caer en unas indefensas paredes vitales, volubles, que le volvían la espalda, no prestándole el abrigo necesario a la frialdad que respiraba.
   En ocasiones, entrando en razón, calculaba que no era contraproducente poner en práctica el dicho tan sabio, renovarse o morir, y como estaba más muerto que vivo, la obra le vendría como agua de mayo, y, aplicándose el cuento, flotaría gozoso y feliz, y no sería arrastrado por turbias inercias; por ende, ante la efervescencia que le hervía en el cráneo, con el fin de despejarse y ahogar los malos augurios, lo metió en el frío chorro de agua que brotaba del grifo en aquel crudo invierno, con objeto de ahuyentar los hirientes parásitos que se le habían ido acumulando a lo largo de la convulsa existencia.
   En el fragor de la reforma, el hombre, un tanto alicaído y harto de tanta entrevista, consulta, pareceres y presupuestos con los especialistas del ramo, tales como, arquitectos, albañiles, carpinteros, electricistas, fontaneros y proveedores de material de construcción, empeoró de repente sobremanera, sintiéndose imposibilitado y perdido en un largo túnel, y le asaltaban en sueños terribles pesadillas a cerca de su futuro, si algún día vería la luz por algún resquicio, al igual que el fin de la obra, antes de que la obra acabase con él, y le pusieran el epitafio, Finis coronat opus, estando criando malvas, y el hombre rugía furioso farfullando, y ya para qué.
  
Jose Ruiz
11/04/2012
Tema: la obra

"A VOLAR" de José Guerrero Ruiz

                                               
  

 
   No se sabía lo que se amasaba en la vida de Lucio, sobre todo desde el último verano, acaso fuera  por la pérdida de un amigo, y permanecía anclado en el mes de julio, y no había forma de que echase a volar por otros horizontes, en busca de nuevas amistades, que llenasen el vacío del amigo.
   Desde que tenía uso de razón, Lucio era consciente de que la vida sigue, y sin embargo en esos momentos miraba sin mirar hacia ninguna parte, hacia la nada, no encontrando un acicate que le empujase a navegar. Los tormentos arreciaban a finales de enero, a lo mejor porque el mes de febrero le reportaba funestas remembranzas de la época dorada, cuando estaba perdidamente enamorado de Angelitas, hasta el punto de que se pasaba las noches en vela, queriendo verla cuanto antes, y debido a las ansiosas expectativas intentaba arañar horas a la noche, y las descascarillaba a mordisco limpio.
   Con semejante medicina se recompuso Lucio, y evocaba, un tanto desangelado, aquellos años que se le pasaron volando, paseando con su amor por el parque, la playa o el campo. Pero con el paso del tiempo el amor se fue desinflando, quizá de modo prematuro, pero la herida seguía abierta.
   En ésas andaba, cuando ella emigró con la familia a los mares del sur, teniendo lugar una triste y bronca despedida, y al poco de la marcha, la lejanía hizo de la suyas, la ternura de su imagen, la sonrisa y las inquietudes de Angelitas se diluyeron como el azucarillo en un vaso de agua, al perder todo contacto con ella, desconociendo el paradero.
   Tales añoranzas juveniles le sobrevenían casi siempre en el mes de febrero, tal vez por la costumbre, acuñada en el cerebro y en el espíritu, de considerarlo como el mes por antonomasia de los enamorados, y era por ello que, en tales calendas, se sentía más desprotegido y vulnerable que nunca, ávido de cariño, y se le acentuaban en exceso las carencias, actuando como un pobre pajarillo muerto de miedo en el nido, con el pico abierto aguardando el sustento, una brizna nutritiva, una carantoña, algo que le mitigase el hambre del cuerpo y del alma, y seguir vivo, y de esa guisa volar bien alto cuanto antes.  

Jose Guerrero Ruiz

22/02/2012
Tema: A volar

lunes, 16 de abril de 2012

"EL MIRADOR DE LA ALBERQUILLA" de Ildefonso Gómez Sánchez


El mirador y la playa de la Alberquilla
     
    Manfred estaba encantado con la casita que había alquilado en "El mirador de la Alberquilla", a las afueras de Nerja, en la pedanía de Maro. Por fin pasaría unas buenas vacaciones al calor del sol del Medirerráneo.
      Un amigo le recomendó que visitara la Costa del Sol oriental, pues estaba menos masificada y podría encontrar aun lugares casi virgenes. Navegó con Google Maps y se quedó prendado del paisaje de la zona y de los comentarios que veía en las páginas webs de las agencias de viaje. "El mejor clima de Europa.", "El único clima tropical en el continente europeo." Aún se podían ver pequeñas plantaciones de caña de azúcar, que poco a poco iban perdiendo terreno gracias al boom inmobiliario. Al pie de un acantilado se veía una casa coqueta y con unas vistas de ensueño. El lugar perfecto para sus vacaciones.
      Unos meses antes, Manfred se puso manos a la obra y mandó correos a diversas agencias inmobiliarias preguntando por esa casita. Todas las agencias le proponían casas de lujo en las urbanizaciones de Capistrano, Punta Lara y Frigiliana; pero él sólo estaba interesado en esa casa.
      Un día, a la hora de la cena, se dispuso a leer el correo, con la esperanza de encontrar ese correo que ansiaba leer. Asunto: Casa del Mirador de la Alberquilla. Con poca emoción abrió el correo. Seguro que sería otra oferta, como ya venía siendo habitual. Su corazón se desbordó de la alegría y su rostro se iluminó con la mejor de las sonrisas. Estaba libre durante los últimos diez días del mes de febrero. Por fin podría disfrutar de unas vacaciones en ese lugar de ensueño y tan cerca de Nerja. Hizo las gestiones con Amadeus Travels y consiguió un billete de avión "lost coast".


     "En breves momentos vamos a aterrizar en el aeropuerto "Pablo Ruiz Picasso" de Málaga. La temperatura es de diecisiete grados centígrados. En estos momentos está lloviendo y hay ráfagas de viento a treinta kilómetros por hora", anunció la azafata por la megafonía del avión.
       - Bien empiezo- pensaba Manfred- pero en Nerja casi nunca llueve.
        Salió de la terminal 3 del aeropuerto en dirección a la parada de taxis, donde hacían fila algunos turistas que como él acaban de llegar. La sensación térmica era desapacible. El taxista se dirigió a él y le tomó la maleta y una bolsa de viaje y las metió en el maletero. Ya dentro del taxi Manfrad le dijo al conductor :
      - A Nerja, por favor. Mirador de la Alberquilla, en la carretera 340, dirección Maro.
       Una lluvia torpe, racheada por el viento, golpeaba los cristales del coche.
      - Llevamos unos días muy malos con la lluvia, se fue el anticiclón de las Azores y no ha parado de llover, dijo el conductor del taxi con lentitud, intentando pronunciar lo mejor posible.
       Manfred no dijo nada, apenas entendía lo que le había dicho el taxista. Era optimista por naturaleza y pensó que todo lo que mal empieza, bien acaba. Serían unas buenas vacaciones.


Ildefonso Gómez Sánchez
11/01/2012

Tema: En Nerja casi nunca llueve.




sábado, 14 de abril de 2012

"PELOS" de Haydée Acosta Godoy

      
        Tan hermosos, cuando brillan y ondean al viento en forma de melena, como repugnantes cuando se encuentran nadando en una sopa o entrelazados en un plato de spaguettis como un amante inoportuno.
       Pelos que se enredan, pelos que crecen más con luna llena, pelos que caen en otoño, pelos que encanecen con la edad.  Pelos que describen al dedillo aquellas cosas a las que prestamos atención (estos nunca están solos, son siempre "pelos y señales"). Pelos tirantes en la coleta o la trenza, cuando iba al colegio.
         Menuda pelambrera de palabras unidas por los pelos.
Haydée Acosta Godoy

 2/ febr. / 2011

"LA PAUSA" de Haydée Acosta Godoy



Fotografía  de András Gimesi (Hungría)


      Hay que cesar, hay que detenerse a sentir y expresar.  Así creamos el tiempo de conocer y comprender.
      Así crecemos en nuestro interior y compartimos en nuestro mundo real.
      La pausa es el instante de lucidez de la rebelión.  Es el talismán del tiempo que tenemos para descubrirnos.
Haydée Acosta Godoy

Tema: Pausa
  19 / oct. / 2011

"LA DUALIDAD" de Haydée Acosta Godoy


    
     La dualidad, las dos caras de una misma moneda, lo que somos interiormente y el aspecto que ofrecemos hacia el exterior.  Así descansa el equilibrio del Universo sobre el libro sagrado de la vida.
     Dos miradas : el sueño y la vigilia, la realidad y la ficción, el espíritu y la carne, el ancestro y el porvenir ; mientras el fuego de la inspiración, consume a un tiempo la idea y la palabra.

Haydée Acosta Godoy
Tema: Dualidad
 14/ dic, / 2011

"EN EL AIRE" de Haydée Acosta Godoy


      De aquí para allá, nada es definitivo.  Todo, hasta lo cotidiano y rutinario, tiene un punto de imprecisión y eventualidad. Tal vez mejor sería dejarse llevar así, como hoja en el viento, sin puntualidades ni protocolos ni planes fijos. Total, todo es tan precario como el deseo, como el después y el mañana.
      El aire para respirar y respirar para vivir.


                                    En  el  aire  los  suspiros
                                    En  el  aire  los  designios
                                    Cometa que alzas el vuelo
                                    y caes entre cañaveras.

Haydée Acosta Godoy

Tema: En el aire
 19 / oct. / 2011

lunes, 2 de abril de 2012

"LA HOMEOPATIA" de Haydée Acosta Godoy


    
     El cuerpo es el lenguaje natural del alma. El ser humano, en tanto su evolución, es agua, tierra , aire, es animal y ángel; y menos se resista su naturaleza a su propio ser, más perfecto es su equilibrio y su salud.
     La homeopatía es el espejo de la enfermedad ; ella lucho desde fuera, con las mismas armas que el mal ataca desde dentro.

Haydée Acosta Godoy
Tema: homeopatía
  2/ febr. / 2011

"LA RISA" de Haydée Acosta Godoy

     

      Debería ser obligatoria. Está comprobado que armoniza y eleva el tono vital y parece que alarga la vida.
Claro que a veces, cualquiera ha tenido la tentación de haber borrado de un sopapo alguna risa en rostro ajeno.
      La risa es por sí misma, impertinente. Asalta de manera burlona y comprometedora cuando menos lo esperas.
     Porqué si no, se manifiesta sin avisar en medio de un dolor ajeno, ante la caída o situación trágica  de alguien, o hasta en un velorio. Cuando la risa sale sin más, como una nota a destiempo, con desenfreno, sin control , no es de alegría, que va! Es por una descompensación emocional, por una inhibición fugada de la cárcel de la cordura, o por puro colocón natural de las endorfinas.  Pero si reír contagia alegría y cura el espanto, bendita sea la risa.

Haydée Acosta Godoy
 
Tema: La risa
6/ abril / 2011

viernes, 30 de marzo de 2012

"LA SONRISA" de Haydée Acosta Godoy


     Es el portal del ser humano cuando éste sonríe. Puede ser enigmática, cínica, conformista, tímida o abierta y acogedora.  La sonrisa el el lenguaje tácito de la dulzura y la confianza  y si aprendemos a descifrarlo, sabremos alcanzar el corazón ajeno. 
     Hay todo un camino de sentimientos a través de una sonrisa. Ésta puede transformarse en mueca, en carcajada o simplemente en un acto de amor.

Haydée Acosta Godoy
Tema: Una sonrisa

 3/ nov./ 2011

"EL TORERO" de Haydée Acosta Godoy


 
     El torero cogió la muletilla, se encasquetó el sombrero, una vez embutido su cuerpo en el traje de luces, de un azul muy brillante mezclado con rosa y oro ; avanzó por el camino del ruedo dispuesto a alcanzar la gloria, que eso es un verdadero torero, el que  pelea por la vida. Pero no más salir, el ruido intermitente de la plaza y aquellos comentarios de fondo distrajeron de tal manera su atención, que se quedó parado y en blanco, los brillos opacos, la valentía frustrada y la hazaña,.... bueno, la hazaña sin guión alguno.

Haydée Acosta Godoy
Tema: torero

 3/ nov./ 2011

"SOBRE EL BARRILETE" de José Guerrero

                                                               


Sobre el barrilete.

   La señora, que conversaba, decía que estaba hasta el moño de las quejas de la pareja y de los tres retoños que tenía que alimentar, y buscaba a alguien con quien poder desahogarse, y desprenderse de toda la mugre que se acumulaba en su pecho después del largo y frío invierno.
   Y mira por donde vio el cielo abierto, al vislumbrar a Elisa, entrando por la puerta del bar con el pañuelo rojo al cuello.
   -Hola querida, qué tal te va últimamente. No creo que tengas más preocupaciones que yo. Si supieras lo mal que lo estoy pasando. Llevo una racha que no se la deseo a nadie. Trabajo desde que amanece hasta que oscurece, y nadie me ayuda en casa, ni reconoce mi labor, perdona que no reprima las lágrimas, hasta el punto que ya no resisto más. Preferiría morirme, así como lo suena, no te lo puedes ni imaginar…
   -Mira amiga mía, no exageres, no será para tanto, piensa en positivo, siéntate aquí conmigo, relájate y olvídate de todo lo demás. Espera que te digo, en primer lugar debes de quererte más, y dedicar más tiempo a tus necesidades, a tu persona, verás como tus sentimientos y emociones cambian totalmente, y tomarás un nuevo rumbo, brotando una nueva primavera en tu vida. Hazme caso, y no seas tonta.
   -Sí, vale, tendrás toda la razón del mundo, pero soy tan poquita cosa y tan torpe, que no sé si tendré fuerzas, y me pregunto de vez en cuando para qué habré nacido. Pero reconozco que así no puedo seguir. No obstante, escucharé tus consejos, haré un último esfuerzo, e intentaré romper la rutina, transformando el look, pintándome el pelo de rojo o de los colores del arco iris, usando provocativos escotes, y, ya puesta, hacer algo grande, fuera de lo común, aunque sea un strip-tease en mitad de la calle a plena luz del día, y limpiarme las telarañas y sucias migrañas que me engarrotan las sienes.    

                                                                       José Guerrero

21/03/2012
Tema: En el barrilete

"LA FLOR DEL ALMENDRO" DE José Guerrero




                                                            La flor del almendro

   Una tarde una flor de almendro fue arrancada de cuajo y transportada por el huracán que se levantó de pronto, yendo a posarse en una balsa de agua. Los habitantes de la balsa, ranas, sapos, culebras y otros insectos que revoloteaban por los alrededores se sorprendieron sobremanera con su llegada, al imaginársela como una hermosa novia camino del altar, donde le esperase su prometido para unirse a él.
   Todos se quedaron mudos, como encantados, alabando las florituras y encantos del traje que llevaba. Se preguntaban entre sí dónde habría adquirido tan elegante traje, tan ricamente bordado. Pero la flor del almendro estaba asustada, sin atreverse a abrir la boca por si metía la pata, y se enfadaran. Así que se limitó a sonreír e inclinar la cabeza, musitando sílabas entrecortadas con mucho mimo, de tal forma que al cabo de un rato, todos, poniéndose de acuerdo, gritaron a coro, guapa, guapa y guapa, esperando que los invitase a la boda, aunque no fueran con esmerado y selecto vestuario, ya que irían a buen seguro con el traje de faena, de andar por casa, por las aguas de la balsa, mojados, churretosos, con mucho verdín y no poca vergüenza, por no estar a la altura de las circunstancias, de la bella flor del almendro.

José Guerrero
21/03/2012
Tema: La flor del almendro.